Que una web sea buena NO es subjetivo. Una buena web es la que consigue atraer usuarios para que hagan la acción que tú quieres, por ejemplo comprar, pedir presupuesto o suscribirse.
Decir que una web es buena no depende de tu opinión. No depende de si te gusta el diseño, la foto, el menú o los textos. Una buena web es la que consigue atraer usuarios para que hagan la acción para la que se diseñó dejarte sus datos, comprar un producto, ver un vídeo…).
Y para conseguir esto, una buena web tiene que:
- Ofrecer al visitante un aliciente para quedarse. Ese aliciente es que le ofrezcas un beneficio o una solución a su problema.
- Generar confianza en tu empresa y los productos o servicios que vendes. Esto se consigue con una imagen y unos textos profesionales.
- Ser ágil en la navegación: que las páginas carguen rápido; que el contenido esté actualizado y se encuentre fácil; que la navegación entre páginas sea clara e inequívoca; y que en todo momento el usuario sepa lo que tiene que hacer, sin dudar.
La hoja de ruta para hacer una buena web
Tanto si vas a crear la web de tu empresa desde cero como si vas a optimizar la que ya tienes, hay una hoja de ruta que te va a ayudar a definir una buena web para tu empresa de forma objetiva.
Antes de empezar a desarrollar tu sitio web
1. Ten claro el público objetivo de tu sitio web. ¿A quién va dirigido? Distribuidores, clientes finales, reparadores, tiendas, intermediarios, vendedores… cada uno requiere de una información diferente y específica. Ahora afina un poco más y define cómo es tu cliente ideal. Es importante que hables directamente a este cliente ideal, así que tienes que tener claro quién y cómo es. Ten clara una cosa: dirigirte a todo el mundo es no dirigirte a nadie.
2. Define cuál es el objetivo de tu web. La estructura, el diseño y el contenido de tu web deben ir destinados a cumplir ese objetivo: conseguir contactos (leads), que te pidan presupuesto, que te contraten, que te compren un producto, afianzar tu marca y ganar autoridad.
Durante la fase de desarrollo
3. Estructura claramente la información.
- Explica a tu cliente qué haces y cómo puedes ayudarle.
- Define claramente cuales son los beneficios para tu cliente de tu producto o servicio. Ojo, beneficios no es lo mismo que características.
- Busca los puntos de dolor de tu cliente y ofrece respuesta y soluciones. Adelántate a sus dudas y reticencias.
- Habla de tu valor diferencial: lo que te hace diferente a ti y a tu producto de tu competencia.
- Facilita que tu cliente entienda la información usando fotos, vídeos, infografía y textos editados con títulos y subtítulos, subrayado y párrafos cortos.
4. Decídete por un diseño profesional, limpio y que sea fácil de navegar. Ten en cuenta a quién te diriges. No es lo mismo un producto destinado a un cliente final de la tercera edad que accede desde el ordenador de sobremesa, que uno destinado a un sector comercial joven que suele acceder desde un smartphone.
Una vez que tengas la web online
5. Testea periódicamente la página para confirmar que es rápida, está actualizada y es frustration free.
- Sin enlaces rotos que no llevan a ningún sitio.
- Sin botones con textos confusos y en los que el usuario no tenga claro qué pasará cuando clique.
- Con una navegación sencilla en la que el usuario sepa en todo momento dónde está, cómo volver atrás y cómo continuar navegando.
- Con la información actualizada y estructurada para que sea fácil que el usuario encuentre lo que busca, incluso aunque lea la página en diagonal.
6. Ofrece contenido periódico de valor.
Las relaciones con los clientes no empiezan y acaban en una única visita a tu web. Un visitante te encuentra, navega un poco, le gusta lo que ve… y los estudios dicen que tardará hasta 3 visitas en decidirse por tu producto o servicio. Haz que vuelva, que encuentre contenido de valor y que pase de ser un cliente a recomendarte.
Una buena web es un work in progress
Una vez que tengas tu web online y operativa, el trabajo no acaba. Para que tu web siga siendo siempre buena, tiene que ser un work in progress.
- Revisa periódicamente que la información sigue estando vigente, todo funciona de forma correcta y no falta contenido (nuevos productos, datos de contacto correctos, nuevos casos de éxito…).
- Añade contenido de forma periódica para fidelizar a tus usuarios: destaca productos diferentes cada mes, abre un blog corporativo (aquí te explicamos cómo hacerlo y por qué), añade testimonios…
- Revisa las estadísticas de visitas a tu sitio web: mira si han cambiado los hábitos de tus visitantes, encuentra los puntos flojos de tu sitio web, potencia las páginas más visitadas y corrige lo que haga falta corregir:
- Detecta en qué punto el usuario suele abandonar la navegación. Investiga por qué y cámbialo para que no pase.
- Adapta la navegación de tu web según el dispositivo desde el que se conecta la mayoría de tus visitas.
- Descubre a qué páginas no accede nadie (o se abandonan en menos de 1 segundo) y hazlas más atractivas.
Y lo más importante
Analiza si los visitantes de tu página hacen la acción que tú quieres. ¿Rellenan el formulario de contacto? ¿Se descargan el catálogo? ¿Se subscriben a las newsletters? ¿Compran tu producto?
Si la respuesta es positiva, ¡felicidades! Ya tienes una buena web.
Pero si la respuesta es negativa, investiga para saber por qué no: cuál es el problema y cómo puedes solucionarlo. Puedes empezar por revisar esta entrada: Razones por las que tu web no atrae clientes (y cómo solucionarlo). Y recuerda, una buena web siempre es un work in progress.
Si crees que tu web no es todo lo buena que podría llegar a ser, pero no sabes cómo hacer para cambiarla, podemos ayudarte.
Llevamos 22 años creando y manteniendo sitios web que funcionan para empresas B2B industriales. Más de la mitad de nuestros clientes llevan con nosotros por lo menos 15 años, será por algo. ;)
Quiero tener una web que convierta visitantes en clientes >>